
Sin turismo, pierden protección
Al iniciarse la pandemia mundial del
Covid-19 y paralizarse el turismo de forma global, pensamos en el daño que
causaría a nivel económico, empresarial y laboral, por no hablar de los efectos
en el sector sanitario y el alto coste en vidas humanas.
Pero según iban pasando las semanas, los países se encerraban, el libre
movimiento de personas se paralizaba de una manera sin precedentes, y empezamos
a viajar a través de los móviles, los ordenadores e incluso televisores,
viajando a lugares que hasta ahora estaban al alcance de nuestra mano
y que ahora parecían inalcanzables.
Alarmado por la situación, empecé a recopilar noticias y sucesos que ocurrían
en los espacios naturales protegidos a lo largo del mundo, y en especial en
África. Estos espacios, albergaban hasta hace poco, una gran cantidad de
turistas y de profesionales que viajan hasta allí ávidos de
encontrar trofeos fotográficos y coleccionar los “yo estuve allí”.
Las noticias que iba recopilando, hablaban y siguen hablando de un aumento
significativo de la caza furtiva, de falta de financiación para la conservación
de los parques y reservas nacionales, de la escasez de guardas de seguridad, de
extraños hechos como la aparición de centenares de elefantes muertos en
Botswana, la muerte del famoso gorila de montaña Rafiki en Uganda, o la muerte
de varias jirafas albinas en el Este de Kenya.
Y es que todos los animales salvajes de África también sufren por la falta
de turismo. Hay quien dice que el cese drástico de turistas en estas zonas iba
a ser beneficioso para los animales, pues iban a poder vivir tranquilos sin las
aglomeraciones de personas y vehículos. Por una parte, estoy de acuerdo con
esta afirmación, pero no debemos olvidar que el turismo también trae grandes
beneficios, pues ayudan a la conservación de la naturaleza. Entre los
beneficios del turismo para un destino, podemos enumerar el aumento
de recursos humanos y mejor formados, disposición de medios
tecnológicos más modernos para su conservación, involucración de la población
local para crear establecimientos turísticos que generan empleo, riqueza y
progreso en zonas remotas y olvidadas y protección para todas las vidas que
habitan en estas zona.
Una parte de cada dólar que un turista gastaba en su viaje soñado a África,
hacia soñar a muchas personas y familias nativas, así como a los animales que
viven allí. Porque sin turismo, muchas de las especies animales en peligro,
especialmente en África, hubieran desaparecido.
Por ejemplo, el Gorila de Montaña detuvo su extinción e incluso aumentó su
población gracias al turismo, que ha ayudado directamente a recaudar
fondos para su protección. Del mismo modo podemos hablar del elefante africano,
donde en algunas zonas protegidas incluso hay problemas de superpoblación. Y no
podemos olvidarnos del rinoceronte negro, que ha frenado su extinción (al
menos momentáneamente) y ahora nos observa con su mala vista desde mucho más
lugares.
No sabremos muy bien el daño que el cese de toda actividad turística ha causado
y causará a todas estas zonas de África hasta que no se lleve a cabo un
exhaustivo estudio, pero lo que sí sabemos es que por fin, ya podemos
disfrutar de esta hermosa y embriagante vida salvaje africana, de su magia, de
sus colores y paisajes.
Por ejemplo, ya podemos viajar a la mágica Tanzania que tanta energía y
libertad nos da cuando la visitamos, y que nosotros a cambio, y sin darnos a
penas cuenta, ofrecemos protección a todos sus habitantes tanto humanos como
animales.
Volvamos a viajar, volvamos a protegerles.
Roberto Navarro Hernández.
Especialista en safaris y africanista – Tandem Luxury Travel